" No le estaba permitido ser a la vez inteligente y mujer. Captaba muy bien que ni su carácter independiente ni su nivel cultural gustaban, sabía que con su físico esbelto y bien formado sería mucho más popular con los hombres si se limitara a sonreír, sin hablar cosas de fondo. Los hombres las prefieren gansas".

domingo, 18 de mayo de 2008

Femme Fatale

Ese día sería su primera cita. El era un hombre temeroso, nunca lo había intentado antes. La conoció en un bar, un poco pasadito de copas, ella se sentó a su lado. Intercambiaron historias hasta las tantas de la mañana. Ella en una servilleta escribió su número, sin embargo no le gusta que la contacten, a ella le gusta aparecer en el momento preciso. Ella sabía que él la necesitaría, lo vio en su mirada triste. Ha estado con tantos, si se hablara de su trabajo seguramente la criticarían. Ella sabe quienes son los indicados.

El pensó en ella toda esa semana. En la oficina, en la ducha, en la mesa al desayunar, en el trayecto a casa. No podía quitársela de la cabeza. Le atemorizaba la idea de volverla a ver, pero las ansias y la curiosidad eran mayores. Lo seducía la idea de obligarla a verlo, sentía un magro placer, quería seducirla y ser seducido, quería devorarla.

Esa tarde, luego de un día horrible la llamó. Ella le dijo que había sido un error darle su número, que la olvidara, que la vería, pero a su tiempo. El insistió, le aseguró que tenía todo preparado para su encuentro. Había pensado en ella toda esa semana y concluyó que ya no le temía a tenerla en su cama.

La invitó a un motel céntrico de la capital. Ella llegó con un poco de retraso. Le aseguraba que él no estaba preparado, que esperara el momento en el cual debían encontrarse. Mas él estaba preparado.

Nunca antes se había sentido tan extasiado. Bebió champaña hasta embriagarse. El olor de ella lo cautivaba. Estaba seguro que ese sería el día, que ella sería suya.

Ella vistió su atuendo habitual, se arregló el pelo y se quitó los zapatos. El la esperaba sentado en la orilla de ese catre maloliente. Su corazón latía a una velocidad que jamás había sentido. Ella se acercaba y él cada vez estaba más dudoso de su decisión.

Nunca siquiera había pensado en esa situación, pero ya estaba cansado. Era un hombre adulto, era capaz de decidir por sí mismo. El la estaba obligando en contra de su voluntad, pero a ella le causa tanto goce la situación que no desiste.

Se acerca a su compañero y se hinca en su espalda, abrazándolo con fuerza. El se desploma rendido en el suelo, con los ojos abiertos, un gesto de satisfacción y un orificio en la sien. Su mano lánguida dejaba caer en la alfombra roja un revolver caliente.

En un frío cuarto de motel se había encontrado con la única que lo comprendería y saciaría sus deseos. La muerte lo había seducido y le había cumplido. Su primera vez fue deliciosamente la última.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Llegué acá por un trayecto poco usual:

fmat.cl ---> chilewarez.org ---> avatar de príncipes de colores ---> blog. :P

Felicitaciones por el texto, si es de tu autoría. De no ser así, también. Esos desenlaces al más puro estilo Cortázar salen de la "literatura" bloggera ordinaria (Espero que no te moleste la analogía).

Suerte, muy llamativo tu blog. Trataré de leerlo más y construir un castillo más grande, para que guardes tu príncipe cuando lo encuentres. :)

Adiós. Suerte por la vida.
Nicolás.

Anónimo dijo...

Esta es la primera vez que hago un comentario en tu blog, espero que no sea la última.

Ya te había dicho que era de los textos más raros que he leído por acá, y si bien en un principio no lo entendí, ahora queda todo más claro. Increíble lo que hace una frase.

Creo que no hay muchas cosas que no te haya dicho anteriormente; admiro mucho lo que haces y me gustaría tener la capacidad que tienes para poder transmitir lo que sientes.

Espero verte otra vez, ojalá sea pronto. Cuando así lo quieras, estaré esperando.

Cariños.

*Mauro*

genesis alba fallfield dijo...

Ella? la muerte?
el despiadado goce final, el suspiro que se respira a miles de pasos lejanos, saboreados por el olfato... y reconocidos como una mala racha para los que aun viven
la muerte camina ante las personas, cautiva y luego se arrepiente y a eso le llamamos cobardia
ya loquilla dejo de hablar voludeces
te cuidas
xaito

Raul Fernandez carbone(ro) dijo...

El goce, el hedonismo, el éxtasis máximo están a un paso de la decadencia. Tal dicotomía deja a muchos temerosos de experimentar, de vivir, y a otros lo anima aun más, por que según ellos la única forma de vivir es estando en esa delgada línea entre el goce y la condena, la esclavitud a tu busqueda de placer, o la busqueda adelantada de la única cosa que nos espera amablemente a a todos por igual, con calma, generosa, sin miedo ni la desidia de llegar antes a buscarnos: La muerte.
Cuidate mucho; en serio, escribes curiosamente e interesantemente bien, eso me entretiene bastante.
Adiós!

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