" No le estaba permitido ser a la vez inteligente y mujer. Captaba muy bien que ni su carácter independiente ni su nivel cultural gustaban, sabía que con su físico esbelto y bien formado sería mucho más popular con los hombres si se limitara a sonreír, sin hablar cosas de fondo. Los hombres las prefieren gansas".

sábado, 26 de abril de 2008

El momento que no se espera

Aviso: Se ruega discreción por parte del lector.

Ayer estuve en cama todo el día. No, no estaba enferma, no estaba con depresión, no había ningún problema fuera de lo común. Era un día más en mi vida cotidiana. Sin embargo, era el último y primer día de mi ciclo de 27 exactos.

Cómo me inhabilita este día. Desperté a eso de las cinco treinta de la mañana con un dolor de vientre que solo se compararía con un ataque de apendicitis. No hacía más que estrujarme el estómago y, adoptando una posición fetal, intentaba formar un círculo de calor alrededor de mi ombligo. Sólo soltaba gritos de dolor y trataba de desviar la mente, como si el hecho de no pensar en lo que sentía me haría olvidar tamaña tortura.

Cómo si fuera poca mi mala suerte, el día despertó gris y yo ni pude asomar mi nariz por la ventana. El día más frío y yo deshaciendo en mi cama, sin la oportunidad de adorarlo. Cuánto esperé un día gris y me lo pierdo. ¿No seré desdichada? Bueno, me queda el consuelo que vendrán otros.

Y así, con tanto dolor es que pensé en alguna solución. Yo no entiendo por qué me pasa a mí y a otras no. Algún problema debo tener, supongo. Tendré que preocuparme que cada mes este dolor me recuerde que soy mujer y que esta parte de mi cuerpo que tanto detesto me fue concebida para formar vida.

A eso de las siete mi mamá me prepara un guatero caliente, a pesar de que quemaba mi piel, poco a poco adormecía el dolor. En una posición casi angelical puedo volver a juntar pestaña con pestaña y perderme en un sueño. Despierto de golpe cuando el agua caliente dentro de ese saco de goma deja de surtir el efecto tranquilizador en mi vientre. No comí nada, ni siquiera almorcé. Un par de agüitas de manzanilla hicieron el intento de apaciguarme el apetito. Y volvía a contraerme, hasta disminuir mi cuerpo a su mínima expresión.

A veces quisiera ser hombre. Es extraño que seres tan frágiles como las mujeres podamos soportar con mucha más fuerza y valentía el dolor. Dolor, digo, de cualquier especie e intensidad. Debí haber sido hombre. Sin embargo, el solo hecho de saber que tal vez podré sentir un ser creciendo dentro de mí, me limita solo a agradecer mi género.

No recuerdo cuando comenzaron los dolores agudos. Los tengo presente en mi memoria desde que entré a estudiar al Instituto. Desde esa época, recuerdo muy bien mi inasistencia mensual por el hecho de quedarme en cama para esas ocasiones. Aún se repite el hecho estando en la Universidad. Contadas veces he tenido la suerte (tal vez no será suerte) de que el día exacto se deje caer un día sábado. Qué incomodidad, además, es todo lo que esta situación conlleva. No ahondaré en detalles, no quisiera parecer repugnante.

Y el dolor no llega solo, claro que no. Lo acompañan náuseas inauditas que no tienen piedad de hacerme funcionar marcha atrás la garganta en cualquier lugar donde me encuentre. Y a las náuseas las siguen intensos dolores de cabeza, de senos y, como si fuera poco, el debilitamiento de extremidades. Para qué agregar el desorden que provoca en mi piel. Ay! Así como les cuento, toda la situación pareciera una tremenda desgracia. Y tal vez lo es.

Pero el día ya pasó y me siento mejor. Más que mal he aprendido a convivir con ese dolor cada 27 días.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué quieres que te diga...?

Que no sabía era así de fuerte. Mejor hubieras descansado ayer.

¡Ah!, ayer sembré mis embrollos en casa de unos amigos, por eso no estuve.

Yo ahora me voy. Una pena que no hayas llegado.

Un apretón de manos. (xD)

PD: Siempre he pensado que las letritas de verificación del mensaje (abajo) tienen algo de subliminal :P

Anónimo dijo...

Me gusta siempre la música que suena al abrir esta página (hoy estaba la Fionna...).

Y el pasto puede estar guardado y pierde sabor y propiedades. El que yo tengo está siempre tierno, para llegar y arrancar.

Esa aclaración no más.

Ahora sí un beso.

MiCHaeII dijo...

hl aka pasnado un rato a firmar ta bueno tu blog muy consistente escribes bien una duda onda por que el nombre sta. calamidad
buen suerte orlando rivera......

Trakios dijo...

Es primera vez que alguien se atreve a hablar de algo tan intimo.

Te admiro por ello

Gratos saludos

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